El mundo postpandémico, abriendo horizontes más complejos

17.03.2022

El verdadero problema de la humanidad es el siguiente: tenemos emociones paleolíticas, instituciones medievales y tecnología de dioses. Edward O. Wilson. 

Como individuos, ¿nos está costando adaptarnos al nuevo contexto?


En los albores de la pandemia, se dijo que el mundo estaba dando a luz un nuevo mundo. 

No todos estamos siendo capaces de adaptarnos a este vertiginoso nuevo mundo ¿distópico? lleno de datos, de información, de tecnología, de algoritmos, de aislamiento, de incertidumbre, de conflictos...

Según el Modelo de Organismo Maduro de Gifford, nuestro sistema nervioso funciona en círculos -recoge datos, procesa y actúa- y es ese movimiento circular el que hace que vayamos adaptándonos, aprendiendo y madurando. Sin embargo, un aumento en la velocidad de los hechos a procesar o algunas emociones, entre otras, pueden entorpecer el proceso del movimiento circular y acabar fijándolo en una de las fases. ¿En cual de las tres te sientes atrapado si es que así te sientes? ¿Estás recogiendo datos todo el rato, procesándolos o actuando sin parar? ¿O te parece que se te paró el movimiento circular?

España, marca en 2021, un máximo histórico en venta de medicamentos comprados en farmacias. Los más vendidos bajo prescripción son los analgésicos, cuyo consumo ha crecido más de un 50% en una década. Le siguen los protectores de estómago (omeprazol y familia, recetados junto con los analgésicos) y las pastillas para el colesterol. Los ansiolíticos, cuyo consumo se había estabilizado en niveles muy altos, han vuelto a repuntar con la pandemia, con un 8% más en los últimos dos años. Muy al alza están también los antidepresivos, con un 45% más de envases comprados respecto a 2010 -se toman 92 dosis al día por cada 1.000 habitantes- .

Nos está costando adaptarnos al nuevo contexto... pero vamos buscando soluciones. Las soluciones se basan en las dinámicas que llevamos aprendidas. 

¿Se avecinan cambios en nuestros modelos asistenciales?


El estrés al que hemos estado sometidos ha hecho mella no solo en cada uno de nosotros, sino que también en nuestros sistemas políticos, educativos, sanitarios, informativos, laborales etc. No somos pocos los que nos preguntamos si no hay mejores formas de funcionar. (1)

En Sanidad, tenemos muchísimos modelos teóricos sobre papel que necesitamos llevar a la práctica real. Hemos desarrollado muchísimas ideas de mejora, pero los hábitos e inercias de los enormes sistemas sanitarios públicos no acaban de ceder el paso a estos modelos que ya han evidenciando ser más costoefectivos y disminuir las listas de espera y la presión asistencial de los especialistas. Modelos que además aumentan la satisfacción del usuario y que han demostrado que una plantilla de sanitarios estable puede disminuir el uso de servicios de urgencias, las hospitalizaciones y la mortalidad (2). 

Falta implantar. Innovar es lo prudente ahora mismo. Tal vez, también sea cuestión de pequeños equipos que van logrando pequeños/grandes cambios si se les deja hacer. Invertir en Atención Primaria y Salud comunitaria es una necesidad.

Uno de mis modelos favoritos, además del ya mencionado de Gifford, es el modelo salutogénico de Antonovsky que encaja perfectamente en una Atención Primaria del Siglo XXI. Mientras el modelo patogénico se centra en la patología, el salutogénico se centra en los factores que nos hacen estar más saludables. Ambos se complementan, pero poner el foco en el modelo salutogénico permite a las personas incrementar el control sobre su salud para mejorarla. Antonosvky formuló tres preguntas básicas desde las que centró su investigación: ¿Por qué hay personas que se mantienen saludables a pesar de estar expuestas a tantas influencias perjudiciales?; ¿Cómo logran recuperarse de las enfermedades? y ¿Qué tienen de especial las personas que no enferman a pesar de la tensión extrema? Educar y promover estilos de vida más saludables es necesario. 

Nos toca poner en valor la Atención Primaria. He de decir que me he vuelto muy fan de los fisioterapeutas de Atención Primaria, porque su visión de servicio a la comunidad desde la prevención y promoción de la salud, hace que sean muy conscientes de las diferencias entre las distintas comunidades, provincias, ciudades, pueblos o barrios y están muy concienciados de todo el daño que ha causado la pandemia en nuestras comunidades y de la necesidad de funcionar de otra manera: en equipo interdisciplinar, con la visión puesta en la Salud Comunitaria, además de en la Atención Primaria. 

Esa visión que tienen los fisioterapeutas de Atención Primaria les especializa en saber dónde puede estar la causa de un repunte de fascitis plantares o tendinopatías, yendo más allá de los pacientes en sí, e investigando y tratando la causa, que puede tener que ver con un trabajo que puede ejercerse de otra manera o una actividad grupal que ha de reajustarse a las características de los participantes. Estamos en tiempos de expandir horizontes, no solo físicos saliendo de nuestras consultas y viendo o formando parte de los activos de salud que tenemos en nuestras comunidades, sino también temporales, yendo más allá de soluciones cortoplacistas y pensando a medio-largo plazo, invirtiendo tiempo y recursos en programas de ejercicio, educación en neurobiología del dolor etc.

Liderazgo. Break the rules, heal the system


Es tiempo también de expandir la mirada hacia adentro. El colectivo sanitario siempre ha tenido tendencia a mirar hacia el paciente. Sin embargo, esta pandemia ha puesto de manifiesto que no podemos "cuidar" de nuestros pacientes sin "cuidarnos" a nosotros primero. Somos más eficientes cuando trabajamos en equipo, cuando se nos cuida o cuando se nos tiene en cuenta. El liderazgo y la gestión llevan años de ventaja en el mundo de las empresas, pero ya hay sistemas de salud, como el NHS, que tienen bastante recorrido fomentando la proactividad de su personal sanitario y conjugando la redarquia (new power/liderazgo informal) con la jerarquía (old power/liderazgo formal), dos formas de funcionar abocadas al entendimiento.

El impulso que nos ha dado la pandemia a los fisioterapeutas ha sido clave para que se acabe de ver nuestra disciplina. Al ser una profesión joven, no tenemos grandes recorridos en los mundos de la gestión y del liderazgo, pero ahora más que nunca, es necesario mirar hacia nuestro propio colectivo, para fortalecernos, sentar mejor las bases que queremos para nuestras culturas organizacionales, los modelos desde los que queremos funcionar, de fomentar el sentido de pertenencia y los contextos de seguridad, de buscar las mejores narrativas para lograr ser lo más funcionales posible, de trabajar la escucha porque somos diferentes y tenemos diferentes contextos. Hemos hablado muy poco como colectivo sobre estas cosas, las hemos dejado al azar. 

Empezaron a dejar todo al azar y el azar, nunca, ha tenido compasión por nadie. Albert Camus. 

Hoy en día, hay suficientes estudios científicos que justifican la necesidad de seguir unas pautas para hacer equipo, para gestionar los cambios, para gestionar de forma más costoefectiva. Es pronto para dejar de hablar de #Liderazgoenfisioterapia. Necesitamos un "talk" para un mejor "walk". El "talk" de la ciencia lo tenemos, el "talk" de cómo ir mejorando como cultura organizacional, lo tendremos, porque ya hay mucho camino hecho en otros ámbitos. No podemos seguir perdiendo la energía de nuestros mejores talentos, ni de los que están motivados e ilusionados para sacar proyectos adelante. Una mirada hacia adentro puede ayudarnos a establecer mejores bases. Nos urge salir hacia afuera sin complejos, hacia los equipos interdisciplinares, aportando lo que sabemos hacer, con el compromiso de seguir mejorando y afinando en nuestros abordajes.

Esperanza para tiempos complejos: Walk the talk.


El cambio empieza en uno, en tener una teoría y valores desde los que funcionar y en hacer que las cosas pasen. 

Dejar de funcionar desde nuestros instintos primitivos (nosotros contra ellos) cuando funcionamos de forma grupal (algo parecido a un S1 de Kanheman extrapolado a colectivo) y autoeducarnos (con un S2 más trabajado: pertenencia, contexto seguridad, narrativas más funcionales) para poder avanzar e ir más allá juntos es necesario. Es probable que necesitemos  un propósito común más allá de nuestros objetivos personales y es probable que ese propósito común sea el que ha hecho que nuestro foco esté siempre más allá de nosotros mismos: EL PACIENTESi entendemos por qué estamos diseñados para reaccionar de determinadas maneras, podremos comprendernos mejor (3), podremos diseñar mejor los cambios a los que estará abocada la profesión y podremos ser más compasivos entre nosotros.

Se avecinan tiempos de grandes avances gracias a la capacidad de procesar ingentes cantidades de datos gracias a la tecnología actual. En unos años, las conductas sociales podrán ser desmenuzadas en principios más simples que ahora no podemos acabar de ver. Mientras tanto, entendamos nuestras reacciones, seamos comprensivos con ellas, aprendamos a ser equipo y a multiplicar. Trabajemos en nuestras narrativas y hagámonos el camino lo más fácil posible, porque no lo es. 

La neurobiología está llena de esperanza porque nos conecta con la aventura de poder cambiar. El procesamiento de ingentes cantidades de datos nos hará feedbacks impensables ahora mismo, que espero sirvan para madurar y mejorar, tal como lo explicaba Gifford. Es tiempo de hacer avanzar la profesión, desde la ciencia y desde las redes que iremos formando juntos. El liderazgo del Siglo XXI tiene una mirada sistémica para poder comprender la complejidad, además de una mirada de servicio a cada una de las personas que conforman un equipo. 

Aunque estamos mal hechos, no estamos terminados, y es la aventura de poder cambiar y de cambiarnos la que hace que valga la pena este parpadeo en la historia del universo, este fugaz calorcito entre los hielos que somos nosotros. Eduardo Galeano.

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